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Ataque de pánico respiratorio
La conexión pánico-respiración se ha presentado con evidencias crecientes en la literatura. Informamos de tres pacientes con trastorno de pánico que presentan ataques de pánico nocturnos con síntomas respiratorios prominentes, la superposición de los síntomas con el síndrome de apnea del sueño y un cambio de los ataques de pánico diurnos, de un patrón espontáneo a uno situacional. La implicación de estos hallazgos y el conocimiento del núcleo distintivo de los síntomas de los ataques de pánico nocturnos pueden ayudar a diferenciarlos de los trastornos del sueño y a la búsqueda de un tratamiento específico.
RESUMEN – La conexión pánico-respiración se ha presentado con evidencias crecientes en la literatura. Reportamos tres pacientes con trastorno de pánico con ataques de pánico nocturnos con síntomas respiratorios prominentes, la superposición de los síntomas con el síndrome de apnea del sueño y un cambio de los ataques de pánico diurnos, de patrón espontáneo a situacional. La implicación de estos hallazgos y el conocimiento del núcleo distintivo de los síntomas de los ataques de pánico nocturnos pueden ayudar a diferenciarlos de los trastornos del sueño y a la búsqueda de un tratamiento específico.
Después de un ataque de pánico
Los ataques de pánico son periodos repentinos de miedo y malestar intensos que pueden incluir palpitaciones, sudoración, dolor en el pecho, dificultad para respirar, temblores, entumecimiento o una sensación de fatalidad inminente o de pérdida de control.[7][1][2] Por lo general, los síntomas alcanzan su punto álgido a los diez minutos de iniciarse y duran aproximadamente 30 minutos, pero su duración puede variar desde segundos hasta horas.[3][8] Aunque pueden ser extremadamente angustiosos, los ataques de pánico en sí no son físicamente peligrosos.[6][9]
Los ataques de pánico pueden producirse debido a varios trastornos, como el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad social, el trastorno de estrés postraumático, el trastorno por consumo de sustancias, la depresión y los problemas médicos[2][4]. [El tabaquismo, la cafeína y el estrés psicológico aumentan el riesgo de sufrir un ataque de pánico[2]. Antes del diagnóstico, deben descartarse las afecciones que producen síntomas similares, como el hipertiroidismo, el hiperparatiroidismo, las enfermedades cardíacas, las enfermedades pulmonares, el consumo de drogas y la disautonomía[2][10].
¿Estoy teniendo un ataque de pánico?
La noche suele considerarse un momento de relajación, en el que nos relajamos mentalmente y nos preparamos para dormir. Sin embargo, sigue siendo bastante común sufrir un ataque de ansiedad por la noche. Esta página examina los síntomas de un ataque de ansiedad nocturno y ofrece una serie de consejos para superar este trastorno nocturno.
Los ataques de ansiedad son aterradores en el mejor de los casos, pero cuando se producen de forma inesperada en el silencio y la oscuridad de la noche, pueden ser especialmente difíciles de soportar. ¿Qué causa los ataques de ansiedad nocturnos?
Los ataques de ansiedad o pánico nocturnos, al igual que los diurnos, son el resultado de la activación del instinto de “lucha o huida” ante la percepción de un agresor. En este caso, el agresor es probablemente la angustia mental resultante de las preocupaciones reprimidas.
En el día a día, estas ansiedades pasan a un segundo plano, pero vuelven a asomar sus monstruosas cabezas por la noche, cuando todas las distracciones desaparecen. En la quietud de la noche, no se puede huir y las ansiedades pueden acumularse, dando lugar a veces a un ataque de ansiedad.
Ansiedad por el sueño
Todos los ataques de pánico pueden ser una experiencia aterradora, pero pueden ser aún más aterradores si le sacan de su sueño. Conocidos como ataques de pánico nocturnos, estos ataques pueden contribuir a alterar el sueño y dejarle con una sensación de cansancio durante todo el día.
Los ataques de pánico nocturnos pueden producirse sin un desencadenante evidente y despertarle del sueño. Son frecuentes las sensaciones somáticas, como la sudoración, las palpitaciones y el dolor en el pecho. Las emociones fuertes combinadas con las sensaciones físicas molestas pueden contribuir al temor de que el ataque conduzca a una pérdida de control sobre uno mismo.
Aunque los síntomas de los ataques de pánico suelen alcanzar su punto álgido en pocos minutos antes de remitir gradualmente, los efectos del ataque pueden afectar a la persona durante mucho más tiempo. El exceso de preocupación y miedo asociado a esta experiencia puede provocar a menudo insomnio.
Los ataques de pánico se asocian más comúnmente con el trastorno de pánico, pero también se sabe que ocurren junto con otras condiciones de salud mental, como la depresión, el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la agorafobia y las fobias específicas.