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Gestión de los problemas de ira
Todos hemos sentido ansiedad, el nerviosismo antes de una cita, un examen, una competición o una presentación, pero ¿qué es exactamente? La ansiedad es la forma que tiene nuestro cuerpo de prepararse para afrontar un reto. Nuestro corazón bombea más sangre y oxígeno para que estemos preparados para la acción. Estamos alerta y realizamos las tareas físicas y emocionales con mayor eficacia. (Véase también Ansiedad ante los exámenes para obtener consejos sobre cómo afrontarlos).
Es normal sentirse ansioso cuando nuestra seguridad, salud o felicidad se ven amenazadas; sin embargo, a veces la ansiedad puede llegar a ser abrumadora y perturbadora e incluso puede ocurrir sin ninguna razón identificable. Los ataques excesivos y duraderos de preocupación pueden reflejar un trastorno de ansiedad.
Cualquiera puede experimentar estos síntomas en momentos de estrés. Sin embargo, los individuos con trastornos de ansiedad pueden experimentarlos en ausencia de estrés, con síntomas más graves y/o con varios síntomas que aparecen juntos.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación y tensión crónicas y exageradas, mucho más que la ansiedad típica que la mayoría de la gente experimenta en su vida diaria. Las personas pueden tener temblores, espasmos, tensión muscular, náuseas, irritabilidad, falta de concentración, depresión, fatiga, dolores de cabeza, mareos, falta de aire o sofocos.
Trastorno explosivo intermitente
No es raro que las personas que padecen un trastorno de pánico, agorafobia u otro trastorno de ansiedad experimenten frustración a causa de su enfermedad. Es posible que se culpen a sí mismos o a otros por su condición, lo que aumenta su sensación de ira y resentimiento. A veces esta frustración puede convertirse en ira hacia uno mismo, ira hacia su situación o ira hacia los demás.
Los investigadores han realizado estudios sobre lo que denominan “ataques de ira” en individuos deprimidos y ansiosos. Han llegado a la conclusión de que existen ciertas similitudes entre los ataques de ira y los ataques de pánico. A continuación se describen los síntomas de los ataques de ira y los ataques de pánico con una explicación de las principales diferencias.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) es un manual utilizado por los proveedores de tratamiento para determinar el diagnóstico de una persona. Este manual contiene valiosas definiciones de síntomas y trastornos, así como criterios de diagnóstico.
Es fácil ver las similitudes entre los síntomas de un ataque de ira y un ataque de pánico. Los investigadores señalan que ambos producen muchas de las mismas sensaciones físicas y emocionales repentinas e intensas. Pero también señalan algunas diferencias.
Depresión e ira
Los ataques de ira son intensos y repentinos que se asemejan a los ataques de pánico, pero que carecen de los efectos predominantes de miedo y ansiedad asociados a los ataques de pánico. Suelen producirse en situaciones en las que un individuo se siente emocionalmente atrapado y experimenta arrebatos de ira que posteriormente el paciente describe como poco característicos e inapropiados para la situación en cuestión. Los ataques de ira constan de características tanto conductuales como autonómicas, y se han diseñado varios criterios y un cuestionario de ataques de ira para identificar la presencia de estos ataques. La prevalencia de los ataques de ira en los pacientes deprimidos es aproximadamente del 30% al 40%, y los ataques han desaparecido en el 53% al 71% de los pacientes deprimidos tratados con fluoxetina, sertralina o imipramina. Este artículo analiza el desarrollo del concepto de ataques de ira, la presencia de ataques de ira en la depresión y otros trastornos psiquiátricos, y el tratamiento actual de los ataques de ira.
Duración de los ataques de ansiedad
En una encuesta realizada por la Fundación para la Salud Mental, el 32% de las personas afirmaron tener un amigo o familiar cercano que tenía problemas para controlar su ira y el 28% de las personas afirmaron estar preocupadas por el enfado que sienten a veces.
A pesar de que los problemas de ira pueden tener un efecto tan perjudicial en nuestra vida familiar, laboral y social, la mayoría de las personas que los padecen no piden ayuda. En la misma encuesta de la Fundación para la Salud Mental, el 58% de las personas dijo no saber dónde buscar ayuda.
Si la ira incontrolada desemboca en violencia doméstica, o en un comportamiento amenazante dentro de su hogar, hable con su médico de cabecera o póngase en contacto con una organización dedicada a la violencia doméstica, como Refuge, Scottish Women’s Aid, Abused Men in Scotland, The LGBT Domestic Abuse Project o Survivor Scotland.