Como controlar la impulsividad

Control de los impulsos

Una de las enfermedades mentales más complejas e incomprendidas es el trastorno límite de la personalidad, que es una condición que puede afectar fuertemente al comportamiento de una persona. Las personas con trastorno límite de la personalidad suelen tener dificultades para gestionar sus emociones, su forma de reaccionar ante los demás, sus relaciones y el control que tienen sobre sus acciones. Uno de los aspectos más difíciles del trastorno límite de la personalidad es el tipo de impulsividad que puede tener muchas repercusiones negativas.

El comportamiento impulsivo puede perjudicar tanto al individuo que lucha contra el trastorno límite de la personalidad como a las personas que lo rodean y que deben enfrentarse a él. La impulsividad puede dañar significativamente las relaciones y dejar al individuo más aislado, ya que puede tener problemas para controlar la forma en que interactúa con los demás. El tratamiento puede ayudar a reparar las relaciones y permitir que las personas con TLP aprendan a gestionar su impulsividad de forma más eficaz.

La persona promedio puede actuar impulsivamente en ocasiones, pero para las personas con TLP, es algo que puede causarles enormes problemas. En general, la impulsividad significa simplemente actuar sin previsión y comportarse de forma innecesariamente arriesgada e inapropiada para la situación. Típicamente, actuar impulsivamente se asocia con resultados indeseables debido a la falta de planificación y consideración del comportamiento apropiado.

Cómo aprender a controlar los impulsos

La impulsividad, o un comportamiento impulsivo, se define en términos generales como acciones sin previsión mal concebidas, expresadas prematuramente, innecesariamente arriesgadas e inapropiadas para la situación. La impulsividad se asocia con resultados no deseados, en lugar de deseables.

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Es, de hecho, la inestabilidad que mejor caracteriza al TLP como trastorno. Las personas con TLP suelen luchar contra los sentimientos de inadecuación que se manifiestan con emociones inestables, comportamientos inestables y relaciones inestables. Pueden arremeter rápidamente contra cualquier cosa que se considere un desaire y a menudo no reconocen que esas emociones son irracionales o excesivas.

En términos psicológicos, los comportamientos impulsivos son intrínsecamente inapropiados, tanto en términos de escala como de riesgo potencial. Una persona con TLP es menos propensa a tener en cuenta las posibles consecuencias y a menudo recurrirá a conductas autolesivas (como comer compulsivamente o beber en exceso) como medio para afrontarlas.

Sin embargo, los comportamientos impulsivos no son, en sí mismos, diagnósticos de TLP. Sólo cuando el comportamiento es generalizado, perjudicial e interfiere con la capacidad de la persona para funcionar normalmente, puede considerarse el diagnóstico de TLP.

Añadir el control de los impulsos

Hace unos cinco años, un joven cliente entró de mala gana en la oficina de Jennifer Skinner. Además de los problemas de control de los impulsos, al niño de 10 años se le había diagnosticado un trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) y un trastorno negativista desafiante (TOD), luchaba con problemas relacionados con su adopción y tenía problemas médicos. Esta larga lista significaba que al niño se le decía a menudo lo que tenía que hacer y se sentía impotente.

Según los datos de prevalencia citados por Psych Central, el 10,5% de los estadounidenses padecen un trastorno de control de impulsos. Aun así, Skinner, una consejera escolar profesional licenciada que trabaja con estudiantes con autoestima, control de impulsos y otros problemas socio-emocionales, dice que la impulsividad es a menudo mal entendida o no está en el radar de la gente. Rara vez se le presentan clientes que le digan que son impulsivos.

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Según Galinis, la impulsividad es un término inclusivo que describe la forma en que las personas se desconectan de sí mismas, de sus relaciones y de su realidad. La mayoría de sus clientes acuden porque tienen problemas de pareja o porque alguien les ha sugerido que busquen ayuda. Ella descubre que “la raíz más profunda es no sentirse realmente presente cuando se toman decisiones”. Para ella, esto significa que el comportamiento impulsivo puede adoptar varias formas, como acostarse con mucha gente indiscriminadamente o beber o gastar más de lo que uno quiere.

Modelo reflexivo-impulsivo

El comportamiento impulsivo suele darse en niños con TDAH y otros trastornos de la conducta. La impulsividad se relaciona con actuar por capricho o sin pensar. Como resultado, estos niños suelen hacer cosas como correr riesgos innecesarios, soltar cosas, no esperar su turno e interrumpir conversaciones.

En estos casos, la impulsividad puede estar causada por un desequilibrio cerebral; sin embargo, existen métodos que pueden ayudar a su hijo a mejorar el autocontrol para minimizar la impulsividad. Los siguientes consejos ayudarán a los niños excesivamente impulsivos a controlar mejor su comportamiento y, por tanto, a mejorar sus relaciones sociales.

A veces, el mero hecho de ser consciente de un problema puede difuminarlo. Siempre que su hijo actúe de forma impulsiva, llámele la atención y ayúdele a comprender mejor por qué ese comportamiento es un problema en ese momento. Si su hijo le interrumpe, adviértale que no ha terminado la conversación y que es importante que lo haga por x motivo y pídale paciencia. Cuando corrija el comportamiento impulsivo de su hijo, es importante que lo haga de forma calmada y útil para no afectar negativamente a su autoestima. No hagas sentir a tu hijo que él es el problema, sino que el comportamiento es el problema y envíale el mensaje de que se puede corregir. Sin embargo, tenga en cuenta que en algunos casos los niños no podrán controlar su impulsividad con sólo esforzarse, así que consulte a un profesional si sigue teniendo dudas.