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Llevar una doble vida
Los estudios sugieren una asociación positiva de la espiritualidad y los comportamientos relacionados con la salud con el bienestar (especialmente el bienestar subjetivo), pero todavía se desconoce el carácter preciso de dichas relaciones entre todos estos constructos. El presente estudio pretende explorar las relaciones entre la espiritualidad, los comportamientos relacionados con la salud y el bienestar psicológico en el contexto de la educación adquirida. Se realizó una encuesta con cuestionario a 595 estudiantes de seis universidades diferentes, cuyos programas de estudio se centraban en el cuerpo humano o en la mente y el espíritu humanos. Para modelar la relación entre los constructos examinados se utilizó el análisis de trayectorias y la regresión lineal. Los resultados muestran que tanto la espiritualidad como los comportamientos relacionados con la salud están positivamente relacionados con el bienestar psicológico, y que la relación con la espiritualidad también está mediada por los comportamientos relacionados con la salud. Sólo la espiritualidad se asocia con el tipo de educación adquirida, especialmente en el grupo de estudiantes cuyos estudios se centran en la mente y el espíritu humanos. Además, la espiritualidad en este grupo parece mostrar una mayor relación con el bienestar psicológico. Estos resultados pueden contribuir a una mejor comprensión de algunos determinantes significativos del bienestar psicológico. Tienen importantes implicaciones para que los profesores responsables de la preparación de los planes de estudio tengan en cuenta los contenidos de la enseñanza relacionados con la conducta de un estilo de vida saludable y con el desarrollo espiritual.
La psicología detrás de la doble vida
EnfermedadTrastorno de estrés postraumático complejo (TEPT-C)Otros nombresTrastornos de estrés extremo no especificados (DESNOS)EspecialidadPsiquiatría, psicología clínicaSíntomasProblemas en la regulación del afecto; creencias sobre uno mismo como disminuido, derrotado o sin valor, acompañadas de sentimientos de vergüenza, culpa o fracaso relacionados con el suceso traumático; dificultades para mantener relaciones y para sentirse cerca de los demás.
Algunos investigadores creen que el TEPT-C es distinto, aunque similar, al trastorno de estrés postraumático (TEPT), el trastorno de somatización, el trastorno de identidad disociativo y el trastorno límite de la personalidad[4]. Sus principales características son la distorsión de la identidad central de la persona y la desregulación emocional significativa[6]. Fue descrito por primera vez en 1992 por la psiquiatra y académica estadounidense Judith Lewis Herman en su libro Trauma & Recovery y en un artículo adjunto[4][7][8].
El trastorno está incluido en la undécima revisión de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los criterios del TEPT-C aún no han pasado por la junta de aprobación privada de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) para su inclusión en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM). El TEPT complejo también está reconocido por el Departamento de Asuntos de los Veteranos de los Estados Unidos (VA), Healthdirect Australia (HDA) y el Servicio Nacional de Salud británico (NHS).
Trastorno de la personalidad doble vida
Considerando toda la población del estudio, el grado de problemas psicológicos se correlacionó con la gravedad del SPI (GSI del SCL-90-R e IRLS; r = 0,4; p < 0,001).Análisis de subgruposEn la figura 1 se presenta un diagrama de flujo de la población del estudio. Los pacientes no tratados eran ligeramente más jóvenes que los pacientes tratados sin problemas de tratamiento y los pacientes tratados con problemas de tratamiento (56,1 ± 12,9, 61,9 ± 9,6, 62,2 ± 13,6, respectivamente; p = 0,03), la distribución por sexos era comparable en los subgrupos (p = 0,1).Figura 1
Subescalas del SCL-90-R e índice de gravedad global en pacientes con SPI. Se presentan los tres grupos de pacientes (barras sombreadas): pacientes no tratados, pacientes satisfechos con el tratamiento y pacientes insatisfechos con su tratamiento actual. Los grupos de pacientes con puntuaciones significativamente más altas en comparación con las del grupo de pacientes no tratados se indican con asteriscos. También se presentan las puntuaciones del SCL-90-R de una muestra representativa de la población alemana [25] (línea horizontal). GSI: Índice de gravedad global. *: p < 0,05, **: p < 0,01.Imagen a tamaño completo
Peligros de llevar una doble vida
Investigadores de la Universidad de California analizaron el impacto del racismo en 95.677 niños[1] que habían sido discriminados por el color de su piel o su etnia. “Se ha encontrado una relación significativa entre la exposición al racismo y el deterioro de la salud”, concluyeron los autores, con, por ejemplo, el doble de riesgo de ansiedad y depresión en aquellos que habían sufrido racismo, en comparación con otros niños.
Declaración Universal de los Derechos Humanos: la discriminación es y va en contra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo 1 especifica que todos los individuos nacen iguales en dignidad y pueden reclamar los mismos derechos fundamentales.
Obsérvese que no existe una única definición de discriminación, ni tampoco una única causa. El artículo 2 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CDH) enumera entre sus causas: la raza, el color, el sexo, la lengua, la religión, la opinión política… y otras, es decir, otros motivos de discriminación, como la clase social, la profesión, la orientación sexual o incluso la lengua preferida.