Miedo al que diran

Miedo a ser juzgado

El miedo a hablar en público es una forma común de ansiedad. Puede ir desde un ligero nerviosismo hasta un miedo y un pánico paralizantes. Muchas personas con este miedo evitan por completo las situaciones de hablar en público, o las superan con manos temblorosas y voz temblorosa. Pero con preparación y perseverancia, puedes superar tu miedo.

Si no puede superar su miedo sólo con la práctica, considere la posibilidad de buscar ayuda profesional. La terapia cognitivo-conductual es un enfoque basado en habilidades que puede ser un tratamiento exitoso para reducir el miedo a hablar en público.

Otra opción es que su médico le recete un medicamento calmante que deberá tomar antes de hablar en público. Si el médico le receta un medicamento, pruébelo antes de hablar en público para ver cómo le afecta.

El nerviosismo o la ansiedad en determinadas situaciones es normal, y hablar en público no es una excepción. Es lo que se conoce como ansiedad de ejecución, y otros ejemplos son el miedo escénico, la ansiedad ante los exámenes y el bloqueo del escritor. Pero las personas con ansiedad de actuación grave que incluye una ansiedad importante en otras situaciones sociales pueden padecer un trastorno de ansiedad social (también llamado fobia social). El trastorno de ansiedad social puede requerir terapia cognitivo-conductual, medicamentos o una combinación de ambos.

Por qué no debe importarle lo que piensen los demás

Este trastorno es más que una simple timidez y requiere un diagnóstico y un tratamiento por parte de un profesional de la salud mental. Tanto si tiene miedo a un solo tipo de situación (como hablar en público) como a la mayoría de las situaciones sociales, la ansiedad social puede afectar gravemente a su vida.

Lee más  Porque la gente se autolesiona

Además de tener miedo a la gente, las personas con ansiedad social suelen tener miedo de que los demás se den cuenta de su ansiedad. Este “miedo al miedo” o ciclo de pánico que se desarrolla puede ser difícil de liberar por sí mismo.

Los científicos han descubierto variaciones genéticas específicas que están potencialmente relacionadas con la ansiedad social. La esperanza es que la comprensión de estas variaciones pueda ayudarles a determinar las causas del trastorno.

Si tiene ansiedad social, probablemente no podrá atribuir su miedo a la gente a una sola causa. Sin embargo, es posible que recuerdes un acontecimiento desencadenante, como pasar vergüenza frente a un grupo o ser reprendido en público por un padre severo o crítico. Para algunas personas, las habilidades sociales poco desarrolladas pueden ser un factor que contribuya a su ansiedad social.

Miedo a socializar

La montaña rusa vacila durante una fracción de segundo en la cima de su empinada pista tras una larga y lenta subida. Sabes lo que está a punto de ocurrir, y ya no hay forma de evitarlo. Es el momento de agarrarse a la barandilla, con las palmas de las manos sudadas y el corazón acelerado, y prepararse para el salvaje descenso.

El miedo es una de las emociones humanas más básicas. Está programado en el sistema nervioso y funciona como un instinto. Desde que somos bebés, estamos equipados con los instintos de supervivencia necesarios para responder con miedo cuando percibimos un peligro o nos sentimos inseguros.

El miedo nos ayuda a protegernos. Nos hace estar alerta ante el peligro y nos prepara para afrontarlo. Sentir miedo es muy natural -y útil- en algunas situaciones. El miedo puede ser como una advertencia, una señal que nos advierte de que debemos tener cuidado.

Lee más  La ansiedad te puede volver loco

Cuando percibimos el peligro, el cerebro reacciona al instante, enviando señales que activan el sistema nervioso. Esto provoca respuestas físicas, como una aceleración de los latidos del corazón, una respiración rápida y un aumento de la presión arterial. La sangre bombea a los grupos musculares para preparar el cuerpo para la acción física (como correr o luchar). La piel suda para mantener el cuerpo fresco. Algunas personas pueden notar sensaciones en el estómago, la cabeza, el pecho, las piernas o las manos. Estas sensaciones físicas de miedo pueden ser leves o fuertes.

Miedo a hablar

Si lleva sintiéndose así durante al menos seis meses y estos sentimientos le dificultan las tareas cotidianas -como hablar con la gente en el trabajo o en la escuela-, es posible que padezca un trastorno de ansiedad social.

El trastorno de ansiedad social (también llamado fobia social) es una enfermedad mental. Se trata de un miedo intenso y persistente a ser observado y juzgado por los demás. Este miedo puede afectar al trabajo, a los estudios y a otras actividades cotidianas. Incluso puede dificultar el hacer y mantener amigos. Pero el trastorno de ansiedad social no tiene por qué impedirle alcanzar su potencial. El tratamiento puede ayudarte a superar los síntomas.

“En la escuela, siempre tenía miedo de que me preguntaran, incluso cuando sabía las respuestas. No quería que la gente pensara que era estúpida o aburrida. Mi corazón latía con fuerza y me sentía mareado y enfermo. Cuando conseguía un trabajo, odiaba reunirme con mi jefe o hablar en una reunión. No pude asistir a la recepción de la boda de mi mejor amigo porque me daba miedo tener que conocer a gente nueva. Intentaba calmarme bebiendo varios vasos de vino antes de un evento y luego empecé a beber todos los días para intentar afrontar lo que tenía que hacer.”