Redes sociales salud mental

Estudio sobre la salud mental en las redes sociales

La mayoría de los seres humanos nacen con una motivación fundamental para socializar con los demás. Por lo tanto, la falta de vínculos sociales significativos puede ser perjudicial para la salud mental de un individuo. Al mismo tiempo, la salud mental de un individuo puede afectar a cómo y qué vínculos sociales se crean y mantienen. Así, la asociación entre las redes sociales (es decir, el conjunto de vínculos sociales) y la salud mental es bidireccional. En el peor de los casos, esta bidireccionalidad puede convertirse en un círculo vicioso, en el que (la falta de) vínculos sociales y (la mala) salud mental se afectan mutuamente en circuitos de retroalimentación que se refuerzan.

Esta tesis presenta cuatro estudios que pretenden desentrañar la asociación bidireccional entre las redes sociales y la salud mental investigando los mecanismos sociales en el nivel de los vínculos de amistad e interacción social. Este desentrañamiento no es trivial, ya que, hasta ahora, los esfuerzos teóricos y empíricos se han centrado principalmente en una sola dirección del círculo vicioso o han descuidado la naturaleza dinámica de estos constructos. Para superar estos retos, esta tesis introduce un nuevo modelo teórico y, a lo largo de sus cuatro estudios empíricos, aplica metodologías novedosas para adquirir una mejor comprensión de la naturaleza bidireccional y dinámica de las redes sociales y la salud mental.

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Las redes sociales son buenas para la salud mental

Para casi todos los adolescentes de Estados Unidos, las redes sociales son un hecho. Según el Pew Research Center, las redes sociales son “casi omnipresentes” en la vida de los adolescentes. Desde el punto de vista de la mayoría de los adolescentes y de muchos padres y educadores, se trata de una buena noticia: las redes sociales benefician a los adolescentes al ayudarles a desarrollar sus habilidades de comunicación, hacer amigos, perseguir áreas de interés y compartir pensamientos e ideas.

Como ocurre con toda tecnología, hay un lado que no es tan bueno. En particular, las redes sociales pueden tener un impacto negativo en los adolescentes que sufren o son susceptibles de sufrir enfermedades mentales. El Instituto Nacional de Salud Mental informa de que la prevalencia a lo largo de la vida de cualquier trastorno mental entre los adolescentes es del 49,5%, y que el 22,2% de los adolescentes sufrirá un trastorno mental grave a lo largo de su vida. Asimismo, los adultos jóvenes (de 18 a 25 años) tienen la mayor incidencia de enfermedades mentales de cualquier grupo de edad adulta: 25,8%, en comparación con el 22,2% para las edades de 26 a 49 años, y el 13,8% para las edades de 50 años en adelante.

Según un informe de 2018 publicado por el GlobalWebIndex, las personas de 16 a 24 años pasaron un promedio de tres horas y un minuto usando los medios sociales cada día. Sin embargo, una investigación publicada en la revista JAMA Psychiatry descubrió que los adolescentes que utilizan las redes sociales más de tres horas al día “pueden tener un mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, en particular problemas de interiorización.”

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Aspectos positivos y negativos de las redes sociales

Una de las implicaciones del rápido auge de los medios sociales, la de su relación con la salud mental de los jóvenes, ha suscitado una gran atención en los últimos años. La investigación ha creado una amplia base de pruebas que apoyan una asociación entre el uso de los medios sociales y la salud mental y, aunque todavía están surgiendo, las nuevas pruebas han pintado un amplio panorama de los principales impactos. La popularidad de las redes sociales como medio de comunicación para los jóvenes debe ser examinada cuidadosamente, ya que puede llegar a desempeñar un papel más perjudicial de lo que podríamos pensar.

La llamada “adicción a los medios sociales” ha sido referida por una gran variedad de estudios y experimentos. Se cree que la adicción a las redes sociales afecta a alrededor del 5% de los jóvenes, y recientemente se ha descrito como potencialmente más adictiva que el alcohol y los cigarrillos. Su carácter “adictivo” se debe al grado de compulsividad con que se utilizan. El “impulso” de consultar las redes sociales puede estar relacionado tanto con la gratificación instantánea (la necesidad de experimentar un placer rápido y a corto plazo) como con la producción de dopamina (la sustancia química del cerebro asociada a la recompensa y el placer). El deseo de recibir un “golpe” de dopamina, unido a la imposibilidad de obtener una gratificación instantánea, puede llevar a los usuarios a actualizar constantemente sus contenidos en las redes sociales.

Peligros de las redes sociales para los jóvenes

Y los estudios han confirmado que la gente tiende a sufrir una especie de síndrome de abstinencia:  Un estudio realizado hace unos años por la Universidad de Swansea descubrió que las personas experimentaban síntomas psicológicos de abstinencia cuando dejaban de consumir (esto se refería a todo el uso de Internet, no sólo a las redes sociales). Su reciente estudio de seguimiento descubrió que cuando las personas dejan de consumir, también experimentan efectos fisiológicos pequeños pero medibles. El autor del estudio, Phil Reed, afirmó: “Hace tiempo que sabemos que las personas que dependen en exceso de los dispositivos digitales manifiestan sentimientos de ansiedad cuando dejan de usarlos, pero ahora podemos ver que estos efectos psicológicos van acompañados de cambios fisiológicos reales”. Ahora mismo no está claro si esto es cierto para las redes sociales en sí, pero las pruebas anecdóticas sugieren que puede serlo.