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Reducir la tensión muscular
“La mayoría de las personas experimentan realmente la ansiedad como un problema físico”, dijo Jason Conover, trabajador social del Hospital Utah Valley de Intermountain Healthcare. “A menudo no se reconoce porque los síntomas físicos son tan evidentes y bastante preocupantes que podrían pensar que están experimentando otra cosa – por ejemplo, un ataque al corazón”.
La ansiedad genera tensión en todo el cuerpo. Según Conover, el cerebro puede reaccionar a los pensamientos de miedo y recurrir a los músculos para que se preparen para un momento que no se va a producir. Algo así como si estuvieras a punto de tener un accidente o protegiendo tu cuerpo para recibir un puñetazo. La acción nunca ocurre, pero químicamente acabas de experimentarlo sólo por un pensamiento de miedo aleatorio que se ha colado.
Tratar la ansiedad es importante para mejorar la salud mental y también la física. La inflamación se acumula a causa del estrés, y la inflamación es una de las causas de numerosas enfermedades crónicas, como las afecciones cardíacas y gastrointestinales.
Respiración – Debido a la tensión, la respiración puede cambiar, dice Conover. La respiración puede volverse más corta, superficial o incluso aguantar la respiración demasiado tiempo. Los pulmones no exhalan completamente debido a la tensión. Las técnicas de relajación y respiración pueden ayudar.
Depresión por tensión muscular
La terapia de relajación muscular (TRM) ha seguido desempeñando un papel importante en el tratamiento moderno de los trastornos de ansiedad. Abreviaturas del protocolo original de la TRM progresiva [Jacobson, E. (1938). Progressive relaxation (2nd ed.). Chicago: University of Chicago Press] han resultado eficaces en el trastorno de pánico (TP) y el trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Esta revisión describe las técnicas de TRM más comunes, resume las pruebas recientes de su eficacia en el tratamiento de la ansiedad y explica su fundamento y base fisiológica. Se concluye que, aunque los pacientes con TAG y EP pueden mostrar una tensión muscular elevada y medidas autonómicas y respiratorias anormales durante las evaluaciones basales de laboratorio, las pruebas disponibles no permiten concluir que la activación fisiológica disminuya en el transcurso de la TRM en los pacientes con TAG y EP, incluso cuando los pacientes dicen estar menos ansiosos. Se necesitarán estudios mejor diseñados para identificar los mecanismos del TRM y avanzar en la práctica clínica.
Tensión muscular
La tensión muscular es probablemente el síntoma físico más común y evidente de la ansiedad. Aunque las personas experimentan diversos grados de tensión muscular y pueden sentir esa tensión en diferentes zonas de su cuerpo, no se puede negar que cuando una persona sufre de ansiedad, es probable que tenga los músculos tensos.
Lo que desconcierta a muchos es la conexión entre estos músculos tensos y la ansiedad. A menudo surgen preguntas como: qué tan común es que la ansiedad cause tensión muscular, si es posible tener tensión muscular sin notar pensamientos ansiosos y qué puede hacer una persona para controlar la tensión muscular. Estas preguntas se explorarán a lo largo del artículo.
La vida misma provoca tensión. Incluso las personas que no presentan ningún síntoma de ansiedad notable tienden a experimentar tensión muscular de vez en cuando. La tensión es natural y se produce cuando una persona tiene cualquier tipo de estrés emocional o físico.
Pero las personas con ansiedad tienden a experimentar mayores niveles de tensión muscular, y a menudo les resulta más difícil controlar o disminuir esa tensión. Además, muchas personas con ansiedad se preocupan por el dolor asociado a la tensión muscular y tienen problemas para sentir algo más que el malestar de su tensión muscular.
Ansiedad paralizante
Hágase esta pregunta: ¿Con qué frecuencia te sientes tranquilo y relajado? Si no puede decir “la mayoría de las veces”, es posible que tenga un trastorno de ansiedad. La ansiedad y la preocupación son partes normales de la vida. Pero no es normal sentirse ansioso y preocupado todo o casi todo el tiempo. La mayoría de los trastornos de ansiedad comienzan como respuesta a factores estresantes de la vida real. La respuesta normal de nuestro cuerpo al estrés se activa para ayudarnos a manejar situaciones difíciles o peligrosas, pero luego se apaga cuando el peligro ha pasado. Sin embargo, para aproximadamente el 10% de nosotros, una vez que la respuesta al estrés se activa, tenemos dificultades para apagarla. Esta condición se denomina Trastorno de Ansiedad Generalizada o TAG.
Los problemas crónicos de sueño son una de las manifestaciones más comunes de un trastorno de ansiedad persistente. Muchos pacientes con TAG tienen dificultades para conciliar el sueño porque su mente “no se apaga”. Cuando por fin se duermen, pueden tener dificultades para conciliar un sueño profundo y reparador. Pueden dar “vueltas en la cama” o despertarse incluso ante pequeños ruidos. Una vez que se despiertan, su mente puede entrar rápidamente en el “modo de preocupación”, lo que dificulta volver a conciliar el sueño. En consecuencia, las personas con TAG suelen despertarse sintiéndose poco descansadas.